sábado, 20 de marzo de 2010

Prometeo






Algo que me llama la atención es el comienzo de esta obra, cuando a Prometeo lo están encadenando. El diálogo que surge entre Hefesto y Fuerza muestra la ira y también la compasión. Ira por parte de fuerza, y compasión de Hefesto por Prometeo. He aquí remito algunos fragmentos de la obra, tomando en cuenta el parentesco de los dioses:


Fuerza: vamos, ¿por qué te demoras y te apiadas en vano? ¿Por qué no aborreces al dios más odioso a los dioses, que ha entregado a los mortales tu privilegio?

Hefesto: el parentesco es fuerte, y la amistad.

Fuerza: lo concedo. Pero desobedecer las palabras de un padre, ¿cómo es posible? ¿no temes esto más?

Hefesto: tú siempre eres cruel y lleno de audacia.

¿Qué es más fuerte? ¿A quién se debe obedecer? ¿Qué preceptos hay que seguir en momentos que se tiene que ir en contra de aquellos que tienen cierta relación con nosotros? Es una buena interrogante que Esquilo plasma en este fragmento. Por desgracia, al igual que sucedió con Hefesto, mucho se teme al que ejerce el poder, y por eso irremediablemente se ha arremetido contra amigos, familiares, conocidos. Gran pregunta que hay qué responder. ¿Por qué seguir atando a otros Prometeos? Así está el mundo, así estamos nosotros...






2 comentarios:

Marcela dijo...

Siempre noto una contradicción en lo que pienso, porque para mi el poderoso, por lógica, debería mostrarse piadoso. ¿Por qué, si soy poderoso, debo atar (o matar inclusive) al otro? Si soy poderoso, no necesitaría ser cruel, pero en el mundo real, el poderoso suele ser el más cruel de todos.
Y con respecto a ir en contra de quienes están relacionados a nosotros, lamentablemente, la mayor parte de los homicidios (si mal no recuerdo algo que leí hace tiempo) se dan entre conocidos, familiares, parejas. Somos más crueles con nuestra gente, que con un desconocido en la calle. Nunca lo voy a entender.
Buenas preguntas que planteas. Pueden darse largos diálogos.
Beso.

Edu dijo...

Tienes razón... y no sólo es de nuestro tiempo... yo creo que esto viene desde que el hombre apareció en el mundo... los griegos le daban a un dios o hijo de dioses el separar a los hombres y que estos se pelearan entre sí: Discordia. Así, somos, a veces no soportamos a nuestros allegados.Y el poder, por más buenas intenciones que se tenga, termina corrumpiendo. Nadie es vulnerable al deseo de dominar a otros. El hombre domina al hombre para su propio perjuicio