viernes, 30 de diciembre de 2011

Gemelas



Para Delia Mariana
O Mariana Delia
O como se llame



La última vez que la vi, le dije a Mariana que escribiría algo para ella. La verdad, el asunto se me ha complicado. Tengo las ideas y los argumentos, incluso la trama. Le comenté sobre ese proyecto –aunque más que un proyecto, es un compromiso– a Delia, y por razones que no entendí, estalló en cólera. Traté de calmarla, pero mis esfuerzos fueron inútiles. Al escuchar sus argumentos, o sus gritos, no pude evitar la carcajada. Sorprendida me miró, me dijo imbécil y tiró la puerta. No sabía cual era el rollo que se traían las dos. No volví a ver a Mariana porque aún no había terminado lo que le prometí. Delia, después de ese arranque me visitó varias veces, y en cada visita se burlaba de mis esfuerzos que aún no habían dado frutos. Le pregunté el por qué tanta socarronería, y burlona, me dijo que Mariana era su hermana: su hermana gemela. La noticia me sorprendió. No pude concebir que ambas fueran hermanas, y mucho menos gemelas. El único parecido que tenían era el color de la piel, del resto, eran incompatibles.

  
Perplejo, le pregunté si era una broma, a lo que me respondió muy seria que no. “Entonces, ¿cómo es posible que, siendo hermanas, yo jamás las haya visto juntas?” –Le pregunté– “Además, ustedes dos no se parecen en nada” Su risa fue sarcástica, y dijo que si yo era muy amigo de Mariana, que le preguntara a ella.
Ilustración de Luis Scafati.
 Durante varias semanas estuve dándole vueltas al asunto. Lamentablemente Delia se fue, pues las clases ya habían terminado y ella aprovechó para irse a la playa o no sé dónde. Quería saber más sobre su historia y la de Mariana. De Mariana, a quien no la vi más –supuestamente se fue para Argentina –obtuve un correo electrónico donde me explicaba que todo lo que Delia me había contado era falso; que ella nunca tuvo una hermana, y menos gemela; que Delia no se llamaba Delia; y que ella se fue porque obtuvo una beca para estudiar en el extranjero y escogió Argentina. Por Último, me pedía, por favor, que concluyera ese relato donde yo hablaba sobre ella y Delia, y de la desaparición de esta. “Tus personajes siempre andan en fuga, como Delia y yo”
 Al no tener ningún otro motivo para escribir, decidí enviarle las notas del dichoso cuento y dejar las cosas así. Me sentí burlado y engañado. “El mundo es pura ficción” leí por ahí. Entonces me di cuenta –por fin –que tanto Mariana como Delia nunca existieron, a pesar de las pruebas. Que ellas no eran ellas. Eran dos impostoras que se aprovecharon de mi ingenuidad, me hicieron escribir, y luego, las dos juntas, se marcharon para burlarse de mi inocencia.

jueves, 22 de diciembre de 2011

Alucinaciones

Cola de Dragón
Juego con mi imaginación constantemente. Por eso, voy a decir que te veo dibujando tus dragones sentada en la plaza, con el pelo desordenado por el viento, mirando tu libreta, concentrada en tu imaginación. Sabes lo paranoico que suelo ser, y sabes muy bien que me gusta ese retrato ficticio de ti. Puede que te hayas alejado por mi actitud un poco psicótica, puede que en realidad te hayas marchado porque estabas hastiada de esta ciudad, o pueblo, como la llamabas. Aún así, tu actitud despreocupada me hizo entender que en realidad nada estaba bien, que todo era puro espejismo. De ahí mis poemas sobre espejos, porque todos ellos se reflejaban en ti; o mejor dicho, yo me reflejaba en ti. Tuve que inventar historias sobre esos poemas para que no pensaran que yo era un yonqui más de los que se inyectan para escribir. Mis alucinaciones eran reales. Yo era, y sigo siendo, un alucinado. Por eso no necesito de aditivos. Pero todos esos espejos eran tú. Eran tú y yo tratando de entender las cosas; el mundo cuando no sabíamos lo que pasaba en nuestras vidas; nuestra distancia tan cercana se hizo insoportable; y el increíble dragón que dejaste el día antes en que supe que ya no era verdad todo lo que había pensado; pues mi imaginación te creó tan real que huiste asustada con todos mis miedos a cuestas.

martes, 13 de diciembre de 2011

4:30



Tío murió un martes. El reloj se detuvo a las 4:30, hora en que hicieron la llamada. El saberlo fue algo nuevo, pues nunca supe lo que es la muerte, o mejor dicho, perder a alguien. Desde el último día que lo vi hasta el día que me dieron la noticia, yo lo sabía, lo intuía, pues sus ojos suplicaban con llanto  ya no querer sufrir más ese tormento. Varios meses acostado en una cama lo demacraron, y su sonrisa y su fuerza vital desaparecieron. Las únicas palabras que lograba pronunciar eran incongruentes, para nadie tenían sentido, excepto para mí. Porque siempre jugábamos a hablar entre dientes y a murmullos, introduciendo sílabas delante de las sílabas, convirtiendo el lenguaje en ininteligible. Esta forma de hablar la descubrí cuando tenía ocho años, y cuando tío se enteró, se hizo disponible para enseñarme a progresar en el nuevo dialecto. Así nos contábamos cosas. Yo por ejemplo le contaba sobre las malas calificaciones o las veces que me hacía el enfermo para no ir a clases, o cuando me pasaba algo y no quería que nadie más se enterara. De esa manera nos hicimos amigos. Yo sabía lo que sentía tío, y lo que quería. Aunque no quería morir, tampoco quería ver a su vieja sufrir por él; aunque igual sabía que ella sufriría. Por más determinación que tuviera, no pudo luchar más. Se rindió. No soportó el dolor ni la ira, y mandó todo por fin al infierno. Su vida queda como recovecos cambiantes que se expanden en mi memoria. Aún así, mi reloj nunca volvió a marchar y se quedó detenido a las cuatro treinta de la tarde.

sábado, 3 de diciembre de 2011

Fotografía

Fue más que una expectativa. todos los que miraron las fotos esperaban una conmoción similar a cuando vieron la luz expandirse de manera mágica a su alrededor. Pero no llegaron a comprender que no eran ellos los que salían detrás de esa cámara. Aún así, insistían en pertenecer al mundo real. 

miércoles, 16 de noviembre de 2011

Panamá, el lugar de encuentro. De tan sólo pensarlo creo que me da nostalgia. Debería alegrarme por tan inesperado viaje y poder reunirme de nuevo con todos ellos. La verdad es que no me hace falta, pero hay que ir. Toda la cuestión esa de que el centro de los artistas más destacados se está desarrollando en un lugar del que sólo sé unas cuantas cosas; que si el canal, la invasión gringa, que es el sitio -según dicen- más barato (comprando a dolar), que hay sitios peligrosos, otros muy hermosos, y que recientemente todos los jóvenes poetas se reunirán en el lugar exclusivo de toda la bohemia... es algo que no me lo puedo creer. La verdad, no conozco Panamá, ni he leído a ninguno de sus escritores- a pesar que tengo una antología de lo mejor de su poesía. En realidad, pensar en Panamá es pensar en lo que hizo el conquistador Vasco Nuñez de Balboa; en lo que perdió Colombia y en lo que perdió toda la América por la codicia de los supuestos libertadores... nada de poesía esta vez, la realidad es tan latente que nos encontramos inmersos en la mitad de un verso que actualmente brota sangre. 

lunes, 7 de noviembre de 2011

Destierro

Desde ahora 
estaré en el lugar 
de los desterrados
contando estrellas 
formando figuras
constelaciones 
abriendo fisuras
dentro de mí 
para encontrar
ese punto de ruptura 
donde el mundo 
se aleja instantáneamente 
antes de acordarse 
que somos puntos distantes
tan desamparados 

que necesitamos 

las lágrimas 

para recordarnos 

que siempre 

existe 

la posibilidad 

de sobrevivir 

con la mirada 

del otro.

domingo, 30 de octubre de 2011

Cosas

Hasta el infinito de las palabras no llegaremos. Así lo digo y así será. Todas las cosas que nombremos serán las mismas, pero luego cambiarán y se convertirán en lo que nunca quisimos que fueran. La vida es complicada; son puras palabras. Estar aquí, ir allá; buscar las cosas necesarias para una vida feliz. Felicidad. Tan anhelada y buscada que en cada caso, en cada persona la felicidad se resume en dinero. Para mí la felicidad es una sonrisa que respira bajo la luz de una mirada. Tan sencillo como eso. Y hermoso. Que hay que trabajar duro para obtener lo que se quiere, sí. Pero que eso redunde en satisfacciones personales y que todas esas posesiones lo hagan feliz a uno... habrá que preguntarle a los que las tienen. 



viernes, 14 de octubre de 2011

Desilusiones

Para Jenny   M. 
Por si lee esto.


Era tarde por la noche. Hablábamos de lo que se nos ocurría. Las clases, los bares, literatura, poesía, política, religión. En fin hablábamos de la vida y de la posibilidad de algún día tomarnos un café, como dios manda. Pero el café nunca llegó. Se hizo tarde y ambos sabíamos que teníamos que marcharnos. Lo que no sabíamos era que esa despedida iba a ser la última de una serie de despedidas que terminarían con la nostalgia y el sinsabor de no poder decir las palabras que ambos anhelábamos. Al fin y al cabo eran pocas, pero entre nosotros había un pacto secreto de no decirlo. Por eso ambos callábamos. Ahora, en retrospectiva, puedo recordar esa noche después del teatro. Ambos en el boulevard, esperando a que dejara de llover, porque si no nos ensopábamos, como dice ella. Una expresión que me gusta mucho, porque literalmente, cuando uno se moja se vuelve sopa. O tal vez por el sopor que la lluvia produce, qué sé yo... esa expresión siempre me ha gustado, y más cuando ella la dice, porque es de ella. Hasta el día de hoy no he vuelto escuchar decir a nadie "me voy a ensopar con la lluvia que está cayendo". Sólo ella, porque es su manera como de niña de decir las cosas.

  Su manera de hablar es metafórica. Recuerdo el día que le dije lo de la sonrisa de colibrí. Se quedó mirando al cielo, pensando en la frase para luego decir con un gesto gracioso un me gusta que sólo ella sabe decir, con su mirada baja, como contando las flores o las hormigas o lo que hubiera en el piso. Por eso todas las cosas que hablábamos están guardadas en un lugar predilecto de mi memoria. Ella dice que no, pero yo digo que sí, que cabe la posibilidad, pero ella lo niega hasta el punto de dejar de hablar de muchas cosas de las que solíamos hablar. Ya no hay encanto en las conversaciones, sólo silencios quedos y miradas despistadas, como con ganas de no estar ahí, y el café enfriándose. Eso es lo paradójico, el café. Tanto tiempo anhelando tomar un café como dios manda, y ahora que lo podemos hacer ya no sabemos qué decir. Atrás quedó la sonrisa de colibrí, las noches entre faroles y boulevares, las palabras de aliento. Todas las posibilidades de vernos de nuevo estaban siendo poco a poco minadas por la incertidumbre de lo que haríamos con nuestras vidas. Sin duda íbamos por distintos caminos, explorando nuevas certezas, pero siempre con los mismos temores y las mismas inquietudes. 


  Ahora, de vez en cuando nos llamamos amigos, y nos sentamos donde nos encontremos, con muchas cosas qué decir, pero siempre surgen las típicas palabras, el saludo, el cómo estás, su respectiva respuesta y la despedida. Ya no somos los mismos de antes. Los temores han crecido, y la desesperanza aún más. Y si nos miramos al espejo podemos ver toda la tristeza que nos envuelve, y podemos imaginarnos el uno al otro al otro lado de nuestras vidas contemplando todas nuestras desilusiones.

viernes, 30 de septiembre de 2011

Literatureros

"y no puedo escapar de mi propia historia"
Aun creo que las frases más célebres son aquellas que no se han dicho. Yo no quiero decir ninguna, aparte de las que me sé, pero es curioso que la gente siempre invente una cita que no tiene nada que ver con lo que se está hablando sólo para parecer inteligente. Las citas son aburridas. Así de claro. No todo el que cita es un genio, sino alguien que quiere ser elogiado por su capacidad de recordar frases. En mi particular no me sé ninguna aparte de los dichos populares -que de paso no me los sé todos y los digo al revés -y tengo mala memoria para recordar frases y dichos. Lo que sí logro recordar, después de un gran y largo ejercicio de memoria, son los libros que me he leído, que no son muchos por cierto. Por eso me gusta más hablar de libros que de citas. Es exquisito cuando vas caminando por la calle y de repente te acuerdes de la trama de ese libro que tanto te fascinó, y tú, sin más ni más, asocies parte de la obra con lo que sucede a tu alrededor. Magia literaria, pura magia literaria. Puedes crear un mundo imaginario o una trama paralela y crear dialogos entre las personas que están por allí. Ver a los personajes en cada vuelta de esquina y, voilá... has creado tu mundo literario, la ficción dentro de la realidad y viceversa. Pero debes tener cuidado y saber cómo salir de ese cuadro que has creado. No vaya a ser que, como me pasó a mí, te quedes atrapado en tremenda historia que nunca tendrá fin.

domingo, 4 de septiembre de 2011

Epitafio

Hoy abro las posibilidades 
de que explores este silencio 
y de que indagues en el interior de 
todas las frases dichas 
y compuestas,
hasta la más imperceptible mirada 
inescrutable,
puede ser sencillo leer los labios 
cuando no se dice nada
y leer los periódicos para 
que descifres todos los titulares 
donde aparecen mi nombre
si es que me encuentras 
en algún epitafio enmarcado 
en todas estas líneas.

sábado, 27 de agosto de 2011

Los otros...



Podría fijarme en los rostros de todos los que pasan por aquí. No es complicado recordarlos, y sus nombres corresponden con lo que ellos son. Saludarlos, estrecharles la mano, mirarlos fijamente a los ojos; esas son acciones comunes cuando se va a conocer a alguien, o cuando se va a saludar. Normas de cortesía, como le dice el vulgo. Todo es normal para ellos. Respirar, hablar, cantar; acciones verbales que indican lo que están haciendo. Aún así, no sé por qué lo hacen, por qué tantas sonrisas o tantas lagrimas; por qué los abrazos. Una necesidad física de ser y estar sofocados. Ser sentidos. Creo que es porque necesitan eso, saber que alguien más está allí, y que los otros los reconocen. Porque tal vez le temen a la soledad, y saber que están solos y que se van a quedar solos les da miedo. Tal vez por eso lo hacen. Una necesidad imperiosa. A lo mejor les fascina sentirse sudados, tal vez se sientan mejor estrechar sus cuerpos desnudos y empapados de sudor, gritando y gimiendo haciendo algo que en realidad no resulta placentero. Pero así son. La mecánica de la vida, como la llaman. No queda otra, pues uno vive y se relaciona con ellos, con los otros. Por eso hay que adaptarse, aunque uno no los entienda, aunque ellos sean insoportables, pero hay que descubrir por qué todos ellos actúan de esa forma tan incomprensible e ilógica.

martes, 9 de agosto de 2011

De referencias



   Todo lo que hago es esperar. Escapar es una opción, pero no la apropiada. El ruido se hace más intenso, mientras tanto miro al cielo; algunos consideran que estoy loco. Hasta me mandan a un cuarto oscuro para que, según ellos, tome un poco de descanso. No es así. Aquí nadie duerme. El ruido es insoportable, hay un loco que se cree el fantasma de la ópera, sin saber siquiera que ese musical es una farsa (me lo dijo el del cuarto de al lado, quien dice saber mucho de esas cosas). A pesar de los gritos, puedo leer un rato; y a pesar de que lo intento, no puedo contener mi emoción de leer a Petrarca (gran piedra en el zapato es este libro), pues es poesía pura, no importa el italiano, con un diccionario resuelvo. Me intriga saber quién fue esa tan mentada Laura, pero aquí la biblioteca está prohibida. Como si los libros volviesen locos a la gente, como le pasó a ese tal Quijote que no terminó en un manicomio porque en realidad no existió.

viernes, 22 de julio de 2011

Psicomaníaca




 Al entrar por el otro lado de la casa, Rafa no se percató de lo incómodo que sería la ocasión cuando se encontrara con Indira, mujer apacible que, cuando se calentaba, no dejaba piedra sobre piedra. Literalmente. Así va este hombre, sonriendo y saludando a todos los presentes. Indira, mientras tanto, sonreía y hablaba con Tom, un norteamericano recién llegado que no sabía nada de español. Indira tampoco contaba con que la presencia de Rafa la iba a perturbar; pero todo a su tiempo. Indira hablaba en inglés y le traducía al pobre gringo que igual nada entendía, pues Indira hablaba un pésimo inglés. Tom sale a buscar más cerveza y se tropieza con Rafa, quien, por supuesto, no sabe quién es ese pobre gringo desubicado que tiene pinta de estar borracho. En una mesa se encuentra a Jessica, quien lo abraza y le da un beso en la boca, costumbre que no han perdido desde que fueron novios. Con lo que no contaban ni Jessica ni Rafa, es que Indira, al irse Tom, fue al baño, y por supuesto, al salir de este se encontró con Rafa y Jessica en pleno beso. Indira, al verlos en ese instante, en ese preciso instante en que la boca de Rafa se separa de la boca de Jessica, ella, Indira, quien creía que Rafa, el pobre Rafa, el pobre hombre que la dejó por psicótica y esquizofrenica, la amaba, la seguía amando; y ella, la loca, la maníaca, la que una noche casi mataba a Rafa, pensó que este había ido a ese lugar precisamente a reconciliarse con ella, y ella pensó que, si Rafa le pedía perdón, ella, Indira, dejaría botado al norteamericano recién llegado que no sabía una pizca de español y regresaría a la casa de Rafa, al cuarto de Rafa, a la cocina de Rafa, donde una noche oscura, en ese mismo lugar, Indira, ella, la psicomaníaca, la que lo ama en toda su locura, ella una vez intentó matarlo como acto de amor, pues Rafa era suyo y de nadie más.


*La pintura es de Lucian Freud



jueves, 14 de julio de 2011

Funeral



  Puedes estar seguro de lo inevitable. Golpe tras golpe, puedes llegar a pensar que la vida no vale la pena. Así es, mi amigo, la vida no vale la pena. Palabras condescendientes cuando te enfrentas al horror de un funeral. Hay, incluso, quien llega a decir "¿qué pensará el muerto?" Pues el muerto no piensa en nada. "Míralo, los ojos cerrados". "Se parece mucho a..." y conversaciones de ese tipo. "Tuve una premonición, yo sabía que se iba a morir" dice alguna vieja que fuma tabaco. Que sabía que se iba a morir. Sabes que todos algún día moriremos. Puedes pensar que es pesimismo puro; fíjate en los de allá: esos que gritan y lloran porque eran amigos del difunto. Amigos que luego se olvidan que tuvieron un amigo. Así son las cosas. Noches de insomnio. Sueños agitados. ¿quién dice que los muertos lloran? Echa un vistazo a tu alrededor y mira a todos aquellos que no volverás a ver hasta el próximo funeral.

viernes, 8 de julio de 2011

Logos...

Que se caiga el mundo cuando nuestras manos 
acechen los ojos de los detractores
si por decir la juntura de las palabras 
cada quien tiene algo de culpa 
entonces nadie tendría nexos con la sintaxis
y por eso seríamos dioses despreciables que negamos del logos todo lo inverosímil que queremos 
decir 
por ser detractores de eso que nos hace ser.

martes, 5 de julio de 2011

Retrato


Mirándose al espejo, se vio atrapada en un lugar que, luego, de tanto mirar a la gente, se dio cuenta que era a ella a la que miraban. 



*Este texto ha sido publicado en la nave de los locos. La foto ha sido la ganadora del premio PHotoEspaña 2011.

sábado, 25 de junio de 2011

Requiém





Dejarlos vivir. Vivir. Que inhalen y exhalen su primera respiración. Verlos abrir los ojos y disfrutar de la celebración de una nueva vida. Por una nueva vida. Todo eso ocurre mientras esperamos. Porque no sabemos cuándo será su última exhalación, la última vez que lo veamos con vida. Si es que a eso se le puede llamar vida; si ese estado en el que se encuentra es idóneo para vivir. Esa postración, su convalecencia, su agonía; eso no es vivir. Su padecimiento es lento; su muerte, agónica. Mientras otros celebran, saltan y ríen y se abrazan; mientras sacan fotografías y contemplan felices ese nuevo ser -un varón- nosotros estamos aquí, conteniendo las lágrimas, mirándole el rostro ausente, con aires de despedida, como si nos fuera a decir que se va a morir, como si supiera que se va a morir. Cada uno lo mira, y se quedan con sus pensamientos. Los recuerdos se activan, los sollozos en los rostros. Un último adiós que no se pudo concretar. Los gritos y los llantos, la inmisericordia y el dolor. Adiós perplejo. Adiós infinito. Doloroso.

lunes, 13 de junio de 2011

El centro del mundo

Puedo aterrarme ante el caos. Sé que no pasará nada y que remotamente el lugar donde estoy no será atacado por nada ni nadie. Estoy seguro de ello. Vivir en el centro del mundo es garantía de que todo lo que uno cree que pasará no se compara con la tranquilidad de estar en medio de tanta lava y ceniza.

viernes, 3 de junio de 2011

Enigma

Poco fiable parece la mirada del tipo sentado en el bar. Y es que si uno lo mira detenidamente, su aspecto incita a la desconfianza. Todos saben cómo se llama, pero cuando un extranjero pregunta por su nombre, todos lo niegan. Que es un traficante, todos lo afirman pero nadie lo sabe. 


Así pasa el tiempo. El hombre, con la mirada fija en el ventanal que da hacia la calle parece meditar en algo. Sobre la mesa un libro con un título inusual, y a su lado, un cuaderno. Y cada vez que mira a alguien, le sonríe de la manera más descarada e intimidante.  Y cuando vuelve su vista al cuaderno, coge su lápicero y procede a escribir una historia donde nadie más que él es el único capaz de descifrar esa mirada enigmática que destella en sus ojos.

domingo, 29 de mayo de 2011

Inundación

 Por lo tanto, y en vista de que no hemos llegado a una decisión absoluta, es mejor, como bien todos ustedes saben, esperar a que la marea baje, para poder recuperar todo lo que hemos perdido.

viernes, 20 de mayo de 2011

Difunto nombre

No importa que no llegues,
yo sé que tu presencia aún 
evoca viejos recuerdos


Que tal vez el rencor un día
se olvide de mi 
y te deje tranquila


Después de ese soliloquio de ira 
comprenderás lo inútil 
que es el odio 
cuando sabes que la muerte 
es inevitable 
y que tuve que irme 
sin nada que decir 
porque nunca quise decirte adiós 
pensando que te vería de nuevo 


Ya ves lo inhóspito que resulta 
no saber si se estará bien 
y lo desolado que me encuentro 
al verte entre espejos 
maldecir mi difunto nombre.

viernes, 13 de mayo de 2011

La sonrisa de Guasón

  En respuesta a su soliloquio el hombre que despachó se sintió conmovido por la sonrisa llana del extranjero.  Más claro aún se vio que en la noche las palabras eran insuficientes para calmar la melancolía surrealista disconforme a la realidad insana de glóbulos rojos que aparecen en forma de obsequiantes e inquietantes perfumes de azufre. Cuando se enteró, no pudo salir de la trampa. La confabulación estentórea se volvió una quimera, un asunto para reír. Había leído tanto que perdió la secuencia de los días y las firmes palabras que leyó de algunos genios en ese momento le parecieron incomprensibles. Habitar la casa, la palabra… pero no era esto lo que aparecía de pronto, no eran palabras lo que encontraba, eran balas; fue en ese instante cuando entendió el pleno significado de la palabra muerte, que no es palabra sino estado… la desaparición absoluta de alguien que dejó de existir. Por más que buscara el significado, se daría cuenta que más que palabra era condición, un dejar de estar… y tanto decir que la palabra es la casa del ser… pero también es el hecho permanente para dejar de existir.

martes, 10 de mayo de 2011

Adiós

Adiós te digo 
con la frecuencia de los desesperados


Adiós con el bordoncillo de una guitarra 
con el tiempo marcado en mis manos 
cada línea vivida 
y cada palabra sacada desde el fondo de una botella 


Adiós a la miserable mirada 
triste que me regalabas cuando estabas sobria 
cuando tus manos cubrían mi pecho 
sin suspirar
y tomabas tu camino


La vereda llena de locura 
sin regreso.

domingo, 8 de mayo de 2011

Literatura Culta y Literatura popular... Qué se inventa después de la postmodernidad?

 Acá un enlace interesante sobre lo que se está "descubriendo" en la literatura contemporánea... o lo que algunos creen que es una invención de unos cuantos novedosos.



http://nalocos.blogspot.com/2011/04/literatura-culta-y-literatura-popular.html


Los comentarios también reflejan la disconformidad con los que descubren la "sopa de ajo".

martes, 3 de mayo de 2011

La biblioteca nocturna

 La biblioteca estaba abierta, lo cual no era raro a esas altas horas de la noche, pues era la biblioteca nocturna, única en su estilo, o en su especie, como dijo Juan. Después de tanto tiempo, logramos encontrarla en el subterráneo de Buenos Aires, lugar difícil de estar. Lo dijo Borges: "estar y no estar en un mismo lugar es la gran paradoja de la vida". Está bien, no lo dijo Borges. No sé quién lo dijo, pero a veces digo cosas así porque a Mariana le gusta mucho Borges aunque no haya leído su fervor de Buenos Aires, donde por cierto -aunque ya lo mencioné- está la biblioteca nocturna en un subterráneo difícil de encontrar,y cuyo director dijo que el gran sin sentido de la vida es estar en el mismo lugar donde Borges escribió sus más esplendidos relatos.

domingo, 27 de marzo de 2011

Bombas


Trepidante. La verdad es como si fuera la primera vez. Tú lo sabes. Es peligroso, lo sé. Lo has repetido millones de veces. ¿Qué quieres que haga? Puedo mirarte, sí. No grites por favor. Hay gente que nos escucha. ¡Escuchame! Sabes que tengo miedo, siempre tengo miedo. Puede que sea cierto, pero mi cobardía es de otra clase. Tú sabes que yo puedo, yo también lo sé. Pero cuando llega el momento, las fuerzas se van, y no puedo. Me quedo mirando... las explosiones... los gritos. ¿Para qué? Yo creo que hay otra mejor forma, en vez de hacernos volar en medio de toda esa gente.

sábado, 19 de marzo de 2011

Café Nocturno

  No se debería tomar café por las noches, no es bueno. La imaginación se rebela y no hace caso; hace lo que se le da la gana, y después es imposible detenerla. Y dormir también. Las horas se pasan; fantasmas. En eso se convierte el tiempo por las noches. Luego el insomnio. Mirar la oscuridad y encontrar recuerdos, cosas olvidadas y otras por hacer. Pensar en el futuro o en la soledad, la oscura soledad que está allí. La noche larga. La marcha de la angustia. Aparecen todas las cosas de pronto. Todo lo que está oculto surge. Eso maravilla al noctámbulo. Entonces un libro, un cuaderno y un bolígrafo o lo que se encuentre para capturarlos a todos. Porque están allí y luego se quieren ir, pero hay que atraparlos en las hojas, en las palabras que se configuran y surgen. Esa es su prisión, lo que usamos para recordar algo indefinido, para que no se vuelva a ir. Para saber que algún día fuimos algo. Y que hay mucho por hacer. Por vivir o caminar, como dicen los poetas. Y todo esto, todos lo saben, desaparecerá, así de pronto, hasta que exhale el último aliento de los atrapados por las palabras trepidantes que, como siempre, desaparecen.

lunes, 14 de marzo de 2011

Las fuentes de la sabiduría

  Despiertos bajo el manto nebuloso. Colores irreconocibles. Una maldición, y la piedra va a rodar lejos, estrellándose contra otras que corren la misma suerte. Por eso el lugar no es el apropiado, nunca lo ha sido. Sitio cosmogonico... ¿qué civilización se estableció aquí? Los más primigenios reconocen los colores, los que están por primera vez creen que están perdiendo el tiempo... ¿Para qué mirar el cielo? ¿qué dice el águila en su precipitado vuelo? Los viejos dicen que allí nació el poema... la leyenda milenaria... ¿Quienes eran? ¿Qué hacían?... Y ahora sus descendientes, ellos, jovenes que no veían razones para estar en ese inmenso desierto insiginificante, deciden regresar a la ciudad y divertirse con las comodidades que les ofrece la vida moderna.

jueves, 3 de marzo de 2011

Imagenes

¿Cuál es tu realidad? ¿Qué esperas de todas las 


infinidades imposibles? ¿Tal vez un regreso, o un 


adiós? Porque estar donde estás no resulta nada 


fácil, y verte desde aquí es más complicado de lo 


que parece. Ver cómo divagas entre mundos, 


confundir tu realidad y no estar, las imágenes que 


nunca existieron están aquí, y resulta que soy yo 


el que las pronuncia y las proyecta.

domingo, 13 de febrero de 2011

Nos-otros

Nos desaparecemos en pedacitos. Somos tragados sin ser conscientes de lo que sucede, sin darnos cuenta de que nuestros cuerpos nos quieren fuera de ellos y por eso se rebelan, por eso se van poco a poco, dejándonos con la fatiga y la ignorancia de nuestra propia ruina. Puede que un día, cuando despertemos, ya no estemos aquí, y veamos caminar a los otros -que fingen ser nosotros- sonreír con desfachatez, alegres por haberse librado de unos seres que los ataban y los usaban, destruyéndolos y ejecutando sus más oscuros deseos. Por eso son felices, ejecutando su plan con parsimonia para librarse de nos-otros.

sábado, 5 de febrero de 2011

Sobre un cuento

La genialidad del cuento reside -decía con la vasta emoción de los que se quedan sin aire por hablar tan rápido- en las sustancias heterogeneas del ambiente. Pareciera que se desarrollara en muchos lugares, pero al mismo tiempo en ninguno; y en la expresión de los personajes y en el gesto ridículo de Mildred al leerlo -y sonaba esa carcajada que hacía retumbar las paredes-. Además el  factor tiempo es muy importante. Todo es tan vertiginoso que no se sabe cuando se comienza ni se tienen noción de cuando se acaba. Por eso los personajes quedan en el limbo, sin saber qué hacer, como si comenzaran de nuevo. Y la tonta de la Mildred que cree que ahí acaba todo pero no se da cuenta de que el final es el final de uno mismo y es uno quien sigue la historia porque no todo está dicho y si no se es cuidadoso puede que uno termine siendo el personaje que no quiere ser y ahí sí es verdad que uno termina como Mildred quien es o cree ser la asesina que los degolló a todos ustedes -y se iba, como siempre, delirando con su cuento sobre Mildred, quien fue condenada por asesinar al resto de su familia.

lunes, 31 de enero de 2011

Una pequeña historia contada al tiempo

 Primero debo aclarar que estas teclas ya no dan para más, y que puede ser inútil todo intento de repararlas. Puedo teclear duro y siempre habrá una palabra, una letra que pase desapercibida, porque muy pocos se dan cuenta de esos detalles. No estoy diciendo que mi máquina no funcione; todo lo contrario, el que no funciona soy yo. A esta conclusión he llegado debido a los últimos acontecimientos. Pero eso lo contaré otro día, porque ya el sueño me está invadiendo. Tengo que apresurarme a escribir esa historia que quiero escribir antes de quedarme dormido.
Alguien podría decir que la longevidad es algo extraordinario. ¡Feliz el hombre que llegue a los cien años! Y hay imbéciles que lo escriben en números romanos. La verdad no es nada agradable ni afortunado llegar a esta edad. Ya el cuerpo no funciona. Los cien años, al umbral de la muerte. ¿Es esto motivo de alegría? Yo no lo creo. Ya no aguanto los dolores, no puedo caminar y mis necesidades ya no las puedo hacer por mí mismo; siempre hay alguien que me está llevando, si es que hay alguien. Pero como dije voy a contar una pequeña historia. Pero será en otra oportunidad, necesito descansar, mañana a lo mejor podré acordarme de todo lo que he dicho hoy.

miércoles, 19 de enero de 2011

Recuerdos

  Todos los recuerdos se agolpan, todos. Y estallan, forman partículas que nos hacen saber que están ahí, porque viven dentro de nosotros, y de repente suena la música que alguna vez habíamos olvidado, y caen como gotas, burbujas, melodías que nos encantan y nos llevan hacia atrás, en un viaje en el tiempo, para ser atemporales y sonreír o llorar; convertir la nostalgia en dicha cuando escuchamos la lluvia de los pensamientos caer sobre el mundo que nos rodea.

sábado, 15 de enero de 2011

El paseante

 El hombre miraba el suelo, como si lo quisiera traspasar. Se preguntaba qué podría ocurrir si de repente era tragado por esa masa sólida que lo sostenía. A cada paso se imaginaba cómo se hundirían sus pies en una improbable caída y el lugar donde quedaría su cuerpo depositado. Y el infierno, lugar en el que no creía, se lo imaginó allí mismo, ardiéndole en los ojos, pero para qué pensar en esas cosas cuando se tiene la certeza de que nada ocurrirá, se decía mientras colocaba un pie delante del otro, acercándose al abismo