viernes, 30 de abril de 2010

Huida


A veces encuentro el contraste un poco opacado. Es decir, que no hay mucha diferencia entre las cosas que digo y hago. Tal vez por eso soy muy escurridizo. Tal vez, a lo mejor, pueda convertirme en sombra y ocultarme en los escondrijos más absurdos que pueda encontrar. Un parque, o una habitación o en los ojos que siempre andan a la expectativa; los que siempre me buscan, los que me quieren capturar. Es mejor la huida, desaparecer sin decir nada, sin dejar rastros. Unicamente los contornos de la noche en los labios que gritan mi nombre.

sábado, 24 de abril de 2010

Personaje II


Estoy bajo el escritorio. La odisea continúa. Comienzo y fin; sólo que el principio es tan arduo que no he podido comenzar. Que broma. Ahora me buscan para decirme que el personaje no puede entrar en escena. Absurdo, pienso, y voy a ver qué pasa. No pasa nada, el tipo está recostado. Dice que no quiere aparecer porque le parece muy arriesgado andar por ahí yendo del timbo al tambo en la intemperie sin comida ni agua ni abrigo. Que el frío le daña la piel y el calor se la reseca. Tonto este personaje que pretende ser un súper heróe. No me queda otra que botarlo, y buscar uno arriesgado. Seguiré mi búsqudeda; revisaré el catálogo de personajes que encontré la otra vez en una agencia de personajes literarios, a ver qué pasa.

viernes, 23 de abril de 2010

Personaje


Tal vez la distancia me salve. He recorrido la carretera por undécima vez y no logro hallar el sitio. Es más, no sé cuál es el sitio que busco. Porque aquí no hay lugar. No hay edificios, ni casas, ni parques. Ya me lo dijo Mariana una vez: si quieres buscar un ambiente, déjate andar un poco por lo que quieres hacer de tus personajes. No inventes lugares, inventa personajes. Al tener tu personaje, el lugar no importa. A menos que sea necesario. Pero tu personaje es el que te dirá qué hacer; cómo quiere que tú lo escribas. Seguiré sus consejos, a ver qué pasa.

miércoles, 7 de abril de 2010

Nosotros.



















Cuando conocemos el mundo, entonces la mirada se despierta, y comienza a indagar a preguntar; a escribir su propia historia.

Entonces nosotros somos historia, caminantes viajeros, escritores, poetas, músicos, expectadores, deportistas... escribimos y escribimos y hacemos y construimos... pero siempre interrogamos, siempre cuestionamos. Entonces surge la poesía: fragmentos de respuestas inconclusas, verdades propias que pueden convertirse en ajenas; retazos de lo que el universo es para cada uno de nosotros y lo que nosotros podemos ser en el universo. A pesar de lo que decimos o hacemos, dejamos huellas. Es nuestro el camino por el que andamos, pero, ¿por cuál camino andamos?

La respuesta está en nuestros pasos. Así será el mundo y nosotros, quienes lo habitamos, los que no sabemos qué será de la poesía cuando los poetas sean arrastrados por los terremotos del olvido.


Qué esto no llegue a ocurrir!!!!