jueves, 23 de febrero de 2017

Apuntes sobre cualquier cosa


De vuelta a lo mismo. Uno siempre quiere escapar de esta realidad, pero hay algo que nos ata y nos sostiene de un hilo.

A veces se piensa en las posibilidades de construir un mundo nuevo a través de las palabras. Designar las cosas como si fueran nuevas; pero nos topamos incesantemente con la realidad, y esta a veces aterra.

¿Cómo ser entonces? ¿Qué decir y cómo vivir? Para eso, muchos utilizan un truco. Sí, intentan escapar de su realidad designando una realidad alterna donde a otros les pasan las cosas. Ese es el poder que tenemos. La invención de historias para escapar de nuestra realidad; pero sin darnos cuenta creamos otra realidad alterna, donde los personajes actúan según nuestro designio.

¿Acaso sabrán que son manipulados por otros? Esto hizo Unamuno con su famosa "nivola" titulada Niebla. En ella, el protagonista se dio cuenta que no era otra cosa sino un personaje que hacía todo lo que el escritor se propuso que hiciera; y luchó contra los designios de este.

La manipulación de los personajes nos convierte en sus demiurgos; prestidigitadores que los convierten en seres con una vida dentro de todo un sistema donde ellos funcionan. Alternancia de la realidad, como dirán algunos.

Pero estamos viviendo en una época donde la realidad supera la ficción; pero más que superarla, la emula, o imita. En este caso, el proceso de mimesis se invierte. Sí, no es la ficción la que imita la realidad, al revés: la realidad se hace un retrato exacto de la ficción.

Entonces, podemos imaginar que alguien camina por una calle y la cruza. Vemos el paisaje: tiendas y kioscos y vendedores ambulantes por todos lados. Este personaje, que puede ser cualquiera, se detiene en una panadería y averigua si hay pan. Y ahí comienza su periplo. De panadería en panadería el personaje asemejará el recorrido que hace buscando pan con la mismísima Odisea que cantaba Homero. (Y hasta este punto, sería patético si al pobre le comenzara a llover)

Sabe que si no llega a casa con el preciado producto, su adorada Penélope no tejerá para él los sueños que desea. Pero ¿Qué desea un simple personaje que es semejante a cualquier persona sino pertenecer a otra época y cruzar el océano para no vivir su propia realidad?

Allí va, el pobre, como resignándose a regresar a casa. Pensar en el futuro ya es demasiado, porque lo que le preocupa es el presente. Pero, ¿qué podemos deducir de esta historia?

Sin ser dichos personajes, tal cual somos nosotros indagando entre papeles y libros y conversaciones, tratando de vivir una alternancia. Pero la realidad es dura, y siempre nos golpea y nos maltrata.

Así que vivimos perseguidos por un sueño que no nos perteneció; o simplemente no queremos vivir.