jueves, 30 de mayo de 2013

Pretérito imperfecto


"Estamos hechos para la memoria,
 estamos hechos para la poesía 
o posiblemente estamos 
hechos para el olvido."
Borges

I
A veces se exige más de la cuenta. Cifrar la esperanza en una probabilidad, en inexactitudes que después no se recuerdan. Un tal vez utópico que rodea la ingenuidad. No más palabras, se escucha en medio de la calle, no más palabras y lancémonos al olvido, que la memoria nos guíe a este infinito sin frases y nos cubra la mirada... Y del otro lado alguien escucha con conmiseración lo que dicen. Pobres, no saben lo que es la vida, piensa. Y se retira. Fue joven, hace tiempo, y todavía tiene esperanzas. Por eso aguarda a que algún día alguien diga su nombre en voz alta, y recuerde con esa sonrisa como cuando recuerda las cosas de tiempo atrás; entonces sabe lo que es la felicidad, y se dice que ese pequeño espacio no lo cambia por nada, la de sus recuerdos. Y los nombres se le atraviesan en la garganta, como queriendo salir. Son tantos; rostros, calles, casas, lugares... todo lo que quiere nombrar... a los que están y a los que no. Por eso escribe. Un nombre por hoja, una historia, un recuerdo. Dice que no tiene espacio, pero miente. Tiene todo el espacio suficiente en su memoria como para no morir de soledad.



II

Cuando camino por las calles a veces miro los rostros de las personas. A veces hago comparaciones, que si se parece a tal o a cual, algún conocido que no saludo por la rapidez de la marcha, pero ese momento se queda en la memoria; como cuando Fabiana me vio y me saludó y me dijo ¿te haces el loco o qué? y juro que no es que me estaba haciendo el loco, sino que en realidad no la vi. Creo que es algo natural el que uno vea a un conocido y estos se hagan los locos, los que te miran y dicen en sus adentros yo a este no lo conozco. Es verdad, uno hace lo mismo, pero uno no se encuentra a conocidos en la calle todos los días, sobre todo si no sales de tu casa con tanta frecuencia como para notar los cambios que surgen en la ciudad. Porque a veces es mejor mirar los rostros de los desconocidos y buscar cosas en común con aquellos que conociste. Una realidad paralela creada... un espejismo; eso es lo que surge, espejismos que a veces uno desearía fueran reales.



III


Al verlo salir, cerró la puerta y pensó por un momento sobre todas las cosas que habían vivido hasta ese momento. Cerró los ojos, contuvo el llanto con todas sus fuerzas, para que el dolor no se abalanzara y la tumbara allí. Caminó poco a poco hasta su cuarto. Se recostó y cerró los ojos, un momento nada más para escuchar lo que tanto anhelaba. Pero ese sonido nunca llegó.

IV

Se siente solo, extrañamente perdido y solo. Al abandonar la casa, olvidó sacar su libro, ese que dejó en pretérito imperfecto.