jueves, 30 de septiembre de 2010

Caída


Nos caemos, y no podemos ver la caída. Todos estamos a la expectativa del vértigo. Nosotros no sabemos cómo sucedió. Sólo sucedió. El vacío allí es inmenso, y todos miran y reprimen el grito. No sabemos cuándo vendrá el golpe. Si es que viene. Si es que salimos de este vértigo, y de esta caída interminable que muta nuestros sentidos.

sábado, 18 de septiembre de 2010

De caballeros y del mundo





"Muchas veces oí decir y a los antiguos contar
que ninguno por riqueza se debe ensalzar
ni por pobreza que tenga se debe menospreciar"*

En la antigüedad el coraje era importante para obtener gloria y honra y ganarse la confianza de los reyes. Los caballeros debían ser "esforzados". El código de Caballería también exigía del caballero justicia y valentía; y en caso de caer en desgracia y quería demostrar su inocencia, además de ser valiente, debía ser audaz. Por lo general, el caballero desterrado quiere mostrarle lealtad a su rey, porque sabe que su destierro fue injusto.

Los versos aquí transcritos demuestran, o deberían demostrar la existencia de la virtud en el caballero. Existía en aquella época. La virtud, o virtudes se demostraban con lo suscrito en el párrafo anterior. Esta nota viene a colación por una reflexión simple, pero que creo es de gran valor: al igual que en aquella época, en nuestros días, en este mundo contemporáneo, existen personas que se regocijan con las desgracias de los demás; y también envidian el éxito de los otros.

Sin embargo, en este mundo moderno siempre habrá un Montesinos para resarcir la honra.

*(Romance del conde Grimaltos y su hijo Montesinos, en: Cancionero Viejo. Historia de la Literatura Universal, tomo 52. RBA. 1992)

jueves, 9 de septiembre de 2010

Retrato


De nuevo, nada qué decir. El tiempo cuenta, lo sé. El tiempo corre. También lo sé. Lo que quisiera saber, lo que me gustaría saber es si en realidad nosotros estamos allí; si yo estoy allí. Miro la foto y la vuelvo a mirar y así por horas, y tengo la certeza de que no estoy. Esa es mi imagen, cierto, pero no soy yo. Todos me miran con cara de compasión, y yo, que ciertamente estoy perdido, no sé dónde estoy. Miro la cámara y comprendo lo inútil que es buscar explicaciones. No las hay, grito. No las hay. Sólo quiero hallar la manera de salir de aquí, de este encierro fotográfico.



domingo, 5 de septiembre de 2010