jueves, 4 de abril de 2013

Cuando quieras, vuelve

"Porque los escritores suelen basar sus 
personajes en la gente que conocen.
Así que posiblemente yo puedo llegar
a ser uno de tus personajes". 
R.M


Tenía un título excepcional, pero lo he perdido. No te importa, ¿verdad? Si es así, házmelo saber, ahí inventamos uno que vaya a la medida de este texto. Tal vez pienses que te estoy escribiendo una carta; pero por favor, deja que te ficcionalice un poco. Sí, sin querer te convertirás en un personaje más. Un personaje al que le escribo, por cierto. Muchos no estarán de acuerdo al hecho de que yo le escriba cartas a mis personajes, pues, según dicen, estos llegan a ser muy reales, y en palabras de ellos, yo me obsesiono y les escribo cartas, como en este momento, para pedirles autorización para incluirlos en algún texto. No digo cuento, novela, relato o poema porque no sé exactamente en qué género los incluiré. Por eso digo simple y llanamente texto. Pero como te dije, esta no es una carta, no vayas a pensar... bueno, sabes muy bien el interés que tengo por lo que hago, y aunque no nos conocemos bien, nos une una extraña amistad, tal vez por el interés mutuo de mirar las cosas desde la perspectiva más oblicua de los acontecimientos (a estas alturas no sé qué más escribir). Pero con todo y eso, nos hemos permitido la confianza de los que se conocen de toda la vida; hablar de la familia y el trabajo y los libros leídos y de que todo se está yendo al carajo; pero esto último no importa. Lo que realmente interesa son las conversaciones y los cafés y las bromas y las risas (ya esto empieza a ser muy cursi) y Bolaño. Me dijiste que estabas leyendo Bolaño y Tyzka y Di stefano. Lecturas simultáneas que se cruzan a veces y no recuerdas cuál historia estás contando.


Cartas al viento

  La última vez que te dije que había escrito un cuento o una historia, era la que estaba escribiendo para ti; pero la he perdido, y lamentablemente no recuerdo muy bien de qué iba. Eso es algo que todos me reprochan. Que siempre ficcionalizo a los que conozco, que los convierto en personajes. Creo que no eres la excepción. ¿o sí?.

 Al leer lo escrito, pienso en la última vez que leímos un cuento. Yo no sabía lo que sucedía en el entorno; recuerdo lo leído, los planes de lectura: ninguno concretado, pues las diferentes ocupaciones nos han mantenido alejados. ¿Pero qué otra cosa se puede hacer sino extrañar a aquellos de quienes escribes? Sobre todo si les escribes. No son ínfulas de superioridad ni nada de eso. Yo solía escribir. Ahora no tanto. Sin embargo, me permito decir que te extraño. ¿Cuándo volverás a los libros? Si algún día te decides, tal vez puedas  convertirte de nuevo en ese personaje que olvidé. Por eso, cuando quieras, vuelve.