viernes, 22 de julio de 2011

Psicomaníaca




 Al entrar por el otro lado de la casa, Rafa no se percató de lo incómodo que sería la ocasión cuando se encontrara con Indira, mujer apacible que, cuando se calentaba, no dejaba piedra sobre piedra. Literalmente. Así va este hombre, sonriendo y saludando a todos los presentes. Indira, mientras tanto, sonreía y hablaba con Tom, un norteamericano recién llegado que no sabía nada de español. Indira tampoco contaba con que la presencia de Rafa la iba a perturbar; pero todo a su tiempo. Indira hablaba en inglés y le traducía al pobre gringo que igual nada entendía, pues Indira hablaba un pésimo inglés. Tom sale a buscar más cerveza y se tropieza con Rafa, quien, por supuesto, no sabe quién es ese pobre gringo desubicado que tiene pinta de estar borracho. En una mesa se encuentra a Jessica, quien lo abraza y le da un beso en la boca, costumbre que no han perdido desde que fueron novios. Con lo que no contaban ni Jessica ni Rafa, es que Indira, al irse Tom, fue al baño, y por supuesto, al salir de este se encontró con Rafa y Jessica en pleno beso. Indira, al verlos en ese instante, en ese preciso instante en que la boca de Rafa se separa de la boca de Jessica, ella, Indira, quien creía que Rafa, el pobre Rafa, el pobre hombre que la dejó por psicótica y esquizofrenica, la amaba, la seguía amando; y ella, la loca, la maníaca, la que una noche casi mataba a Rafa, pensó que este había ido a ese lugar precisamente a reconciliarse con ella, y ella pensó que, si Rafa le pedía perdón, ella, Indira, dejaría botado al norteamericano recién llegado que no sabía una pizca de español y regresaría a la casa de Rafa, al cuarto de Rafa, a la cocina de Rafa, donde una noche oscura, en ese mismo lugar, Indira, ella, la psicomaníaca, la que lo ama en toda su locura, ella una vez intentó matarlo como acto de amor, pues Rafa era suyo y de nadie más.


*La pintura es de Lucian Freud



jueves, 14 de julio de 2011

Funeral



  Puedes estar seguro de lo inevitable. Golpe tras golpe, puedes llegar a pensar que la vida no vale la pena. Así es, mi amigo, la vida no vale la pena. Palabras condescendientes cuando te enfrentas al horror de un funeral. Hay, incluso, quien llega a decir "¿qué pensará el muerto?" Pues el muerto no piensa en nada. "Míralo, los ojos cerrados". "Se parece mucho a..." y conversaciones de ese tipo. "Tuve una premonición, yo sabía que se iba a morir" dice alguna vieja que fuma tabaco. Que sabía que se iba a morir. Sabes que todos algún día moriremos. Puedes pensar que es pesimismo puro; fíjate en los de allá: esos que gritan y lloran porque eran amigos del difunto. Amigos que luego se olvidan que tuvieron un amigo. Así son las cosas. Noches de insomnio. Sueños agitados. ¿quién dice que los muertos lloran? Echa un vistazo a tu alrededor y mira a todos aquellos que no volverás a ver hasta el próximo funeral.

viernes, 8 de julio de 2011

Logos...

Que se caiga el mundo cuando nuestras manos 
acechen los ojos de los detractores
si por decir la juntura de las palabras 
cada quien tiene algo de culpa 
entonces nadie tendría nexos con la sintaxis
y por eso seríamos dioses despreciables que negamos del logos todo lo inverosímil que queremos 
decir 
por ser detractores de eso que nos hace ser.

martes, 5 de julio de 2011

Retrato


Mirándose al espejo, se vio atrapada en un lugar que, luego, de tanto mirar a la gente, se dio cuenta que era a ella a la que miraban. 



*Este texto ha sido publicado en la nave de los locos. La foto ha sido la ganadora del premio PHotoEspaña 2011.