viernes, 21 de mayo de 2010

Escaleras


Saciar el insomnio. Descubrir las palabras atravesadas por el fuego y escribir un cuento: o la idea de un cuento. Bajar por las escaleras antes de la fuga y sentir la mirada de reproche; la advertencia previa de la infelicidad. Entonces permanecer bajo palabras hasta el cansancio y colaborar con la ruptura y decir adiós: el comienzo de un final. Para siempre. Saber si todo esto tuvo algún sentido. Todo eso mientras baja la escalera. Que va a buscar hielo; pero no regresará. Así es el cuento: el abandono de los poemas cuando ya no hay más nada que escribir. Porque todo se acabó. Hasta esto se acabó. No quedan sorpresas, porque ya se sabe lo que pasará. El llanto, la rabia, el dolor, la impotencia. Por eso dejó un poemita debajo de la almohada diciendo que el viento no sopla más/ hacia un jardín ya marchito.

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