miércoles, 4 de enero de 2012

Troya o la opinión sobre una película

Hector vs Aquiles



Hace unos días vi de nuevo Troya. Sí, la película que protagonizó Brad Pitt, y que, por no ser tal como la esperaba, no me gustó. Sin embargo, no la estaba viendo solo; mi abuela estaba fascinada por la historia, y a cada nada hacía preguntas sobre la película. Yo traté de explicarle los acontecimientos tal como estaban en el libro. Ella escuchaba atenta mientras veía la película. Y a cada pregunta, yo le respondía. Ella hizo algunos comentarios interesantes sobre la película y la historia que yo le estaba contando. Uno de ellos fue: "ese Aquiles es arrogante, se cree que por ser hijo de dioses puede hacer lo que se le da la gana". Por supuesto, yo traté de explicarle los acontecimientos y el destino de Aquiles. Sin embargo, lo que me interesa reseñar es lo que ella dijo justo en el momento en que Aquiles derrota a Hector en la pelea. Ella dice: "Esa historia no debió haber sido así. Hector era el bueno, Aquiles el malo. El tal Homero ese se equivocó al escribir esa historia". Yo no dije nada al respecto. Es su opinión. Pero me gustó lo que me dijo, y me puso a pensar -de nuevo- sobre el tema. Tenemos entonces que Aquiles es el orgulloso guerrero que no quiere pelear, y se puede decir que por su culpa, su amigo muere (esa es una idea de mi abuela), mientras que Hector, aparte de que es mortal, lucha por lo que quiere y tiene, por lo que ama. ¿Por qué luchaba Aquiles? Por la inmortalidad. Pero esa inmortalidad en cierto sentido no le granjea un favor absoluto.


Fotograma de Troya

Mi abuela, quien nunca en su vida ha leído la Iliada, sin embargo, reconoció el gesto de Aquiles de entregar el cuerpo de Hector a su padre, y dijo que si hubiera sido así desde un principio, hasta pudo haber sido simpático haberlo conocido. Escuchar eso me causó gracia. Y para no sacar a mi abuela de su ilusión -debo destacar que ella no estaba hablando de Brad Pitt ni de su cabellera ni de su físico, sino del personaje en sí- le dije que sí, que pudo haber sido bueno. La película se acabó. Mi abuela apagó el televisor, y yo me fui a casa, pensando en esa conversación que me sigue dando vueltas en la cabeza, mientras todavía escribo esto. No sé si Homero se equivocó; lo que sí sé es que escribió una de las mejores historias que todavía da mucho de qué hablar, y para ello me remito a lo que escribí hace algún tiempo sobre el tema.




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