sábado, 5 de febrero de 2011

Sobre un cuento

La genialidad del cuento reside -decía con la vasta emoción de los que se quedan sin aire por hablar tan rápido- en las sustancias heterogeneas del ambiente. Pareciera que se desarrollara en muchos lugares, pero al mismo tiempo en ninguno; y en la expresión de los personajes y en el gesto ridículo de Mildred al leerlo -y sonaba esa carcajada que hacía retumbar las paredes-. Además el  factor tiempo es muy importante. Todo es tan vertiginoso que no se sabe cuando se comienza ni se tienen noción de cuando se acaba. Por eso los personajes quedan en el limbo, sin saber qué hacer, como si comenzaran de nuevo. Y la tonta de la Mildred que cree que ahí acaba todo pero no se da cuenta de que el final es el final de uno mismo y es uno quien sigue la historia porque no todo está dicho y si no se es cuidadoso puede que uno termine siendo el personaje que no quiere ser y ahí sí es verdad que uno termina como Mildred quien es o cree ser la asesina que los degolló a todos ustedes -y se iba, como siempre, delirando con su cuento sobre Mildred, quien fue condenada por asesinar al resto de su familia.

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