El tiempo tan arreciante. Es una pequeña cápsula que vuelve loco al más sabio, pues es un elemento tan corto que no se puede descifrar. Y tan sútil también. En tan sólo un minuto el mundo se estremece. En sesenta segundos pasan tantas cosas que a veces es imposible asimilarlas. Yo puedo contar los sucesos transcurridos en tan corto espacio de tiempo: un grupo de señoras discutiendo sobre los alimentos en la plaza mientras en la panadería un indigente pide algo de comer; en la esquina de la farmacia una pareja se abraza mientras que en la otra esquina un hombre y una mujer discuten acaloradamente; en el restaurant de enfrente un niño se queja por la comida mientras a su lado el señor de lentes lee un libro de Kafka y un borracho se le acerca para recitarle el cuento de la metamorfosis a cambio de un plato de sopa. Todo esto lo veo desde aquí, mientras camino. Y supongo que ellos hacen lo que dije porque lo imagino antes de que lo hagan. Y el tiempo borró todos esos momentos. Cabe preguntarse, entonces: ¿fueron reales los acontecimientos? Me quedo con la duda y sigo mi camino, hasta llegar al ocaso.
Itinerarios y descripciones de mundos ocurrentes entre formas y espejos o lo que sea que ocurra alrededor de los ojos...
sábado, 14 de agosto de 2010
Tiempo
El tiempo tan arreciante. Es una pequeña cápsula que vuelve loco al más sabio, pues es un elemento tan corto que no se puede descifrar. Y tan sútil también. En tan sólo un minuto el mundo se estremece. En sesenta segundos pasan tantas cosas que a veces es imposible asimilarlas. Yo puedo contar los sucesos transcurridos en tan corto espacio de tiempo: un grupo de señoras discutiendo sobre los alimentos en la plaza mientras en la panadería un indigente pide algo de comer; en la esquina de la farmacia una pareja se abraza mientras que en la otra esquina un hombre y una mujer discuten acaloradamente; en el restaurant de enfrente un niño se queja por la comida mientras a su lado el señor de lentes lee un libro de Kafka y un borracho se le acerca para recitarle el cuento de la metamorfosis a cambio de un plato de sopa. Todo esto lo veo desde aquí, mientras camino. Y supongo que ellos hacen lo que dije porque lo imagino antes de que lo hagan. Y el tiempo borró todos esos momentos. Cabe preguntarse, entonces: ¿fueron reales los acontecimientos? Me quedo con la duda y sigo mi camino, hasta llegar al ocaso.
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