miércoles, 16 de noviembre de 2011

Panamá, el lugar de encuentro. De tan sólo pensarlo creo que me da nostalgia. Debería alegrarme por tan inesperado viaje y poder reunirme de nuevo con todos ellos. La verdad es que no me hace falta, pero hay que ir. Toda la cuestión esa de que el centro de los artistas más destacados se está desarrollando en un lugar del que sólo sé unas cuantas cosas; que si el canal, la invasión gringa, que es el sitio -según dicen- más barato (comprando a dolar), que hay sitios peligrosos, otros muy hermosos, y que recientemente todos los jóvenes poetas se reunirán en el lugar exclusivo de toda la bohemia... es algo que no me lo puedo creer. La verdad, no conozco Panamá, ni he leído a ninguno de sus escritores- a pesar que tengo una antología de lo mejor de su poesía. En realidad, pensar en Panamá es pensar en lo que hizo el conquistador Vasco Nuñez de Balboa; en lo que perdió Colombia y en lo que perdió toda la América por la codicia de los supuestos libertadores... nada de poesía esta vez, la realidad es tan latente que nos encontramos inmersos en la mitad de un verso que actualmente brota sangre. 

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