martes, 9 de agosto de 2011

De referencias



   Todo lo que hago es esperar. Escapar es una opción, pero no la apropiada. El ruido se hace más intenso, mientras tanto miro al cielo; algunos consideran que estoy loco. Hasta me mandan a un cuarto oscuro para que, según ellos, tome un poco de descanso. No es así. Aquí nadie duerme. El ruido es insoportable, hay un loco que se cree el fantasma de la ópera, sin saber siquiera que ese musical es una farsa (me lo dijo el del cuarto de al lado, quien dice saber mucho de esas cosas). A pesar de los gritos, puedo leer un rato; y a pesar de que lo intento, no puedo contener mi emoción de leer a Petrarca (gran piedra en el zapato es este libro), pues es poesía pura, no importa el italiano, con un diccionario resuelvo. Me intriga saber quién fue esa tan mentada Laura, pero aquí la biblioteca está prohibida. Como si los libros volviesen locos a la gente, como le pasó a ese tal Quijote que no terminó en un manicomio porque en realidad no existió.

1 comentario:

Marcela dijo...

La locura es muy curiosa. A veces hace ver las cosas en forma tan lógica...
Beso.